×

Χρησιμοποιούμε cookies για να βελτιώσουμε τη λειτουργία του LingQ. Επισκέπτοντας τον ιστότοπο, συμφωνείς στην πολιτική για τα cookies.


image

The Linguist. Una Guía Personal para el Aprendizaje de Idiomas, 7. UNA AVENTURA LINGÜÍSTICA. Me Hago Cargo de Mi Aprendizaje

Me hice cargo de mi aprendizaje y dejé de apoyarme en mis maestros. El maestro era tan sólo uno de los tantos recursos disponibles en una ciudad como Montreal. Inmediatamente, sin evaluaciones, sin preguntas de los maestros y sin ejercicios de gramática, mis aptitudes para el francés dieron un gran salto hacia delante. Había logrado mi primer avance lingüístico. Podía sentir el progreso en la fluidez, la comprensión y la pronunciación. El aprendizaje de idiomas se tornó apasionante. Hablaba y escuchaba francés en situaciones interesantes para mí. Me hablaba a mí mismo en francés imitando lo más posible la pronunciación correcta. No me frustraba, aun cuando no entendía lo que se decía o tenía problemas para expresarme. Estaba comprometido y disfrutaba de la experiencia de comunicarme. No había vuelta atrás. Logré que mi idioma fuera real sacándolo del aula.

Me aferré a este principio esencial: el aprendizaje en situaciones reales es siempre superior al de contextos artificiales tales como ejercicios, o material diseñado especialmente para estudiantes. El tiempo empleado en una conversación real e interesante es un ambiente de aprendizaje mucho mejor que el de un aula. Descubrí otro principio importante en el aprendizaje de idiomas: el estudiante debe estar a cargo, debe explorar el idioma, conocer a la gente y los contenidos. Yo, como estudiante, tengo que descubrir las palabras y las frases que voy a necesitar. Muy a menudo, es el maestro o los libros de textos los que deciden cuáles palabras debe aprender el estudiante. Estas palabras carecen de importancia, y por lo tanto se olvidan rápidamente.

Me hice cargo de mi aprendizaje y dejé de apoyarme en mis maestros. El maestro era tan sólo uno de los tantos recursos disponibles en una ciudad como Montreal. Inmediatamente, sin evaluaciones, sin preguntas de los maestros y sin ejercicios de gramática, mis aptitudes para el francés dieron un gran salto hacia delante. Había logrado mi primer avance lingüístico. Podía sentir el progreso en la fluidez, la comprensión y la pronunciación. El aprendizaje de idiomas se tornó apasionante. Hablaba y escuchaba francés en situaciones interesantes para mí. Me hablaba a mí mismo en francés imitando lo más posible la pronunciación correcta. No me frustraba, aun cuando no entendía lo que se decía o tenía problemas para expresarme. Estaba comprometido y disfrutaba de la experiencia de comunicarme. No había vuelta atrás. Logré que mi idioma fuera real sacándolo del aula.

Me aferré a este principio esencial: el aprendizaje en situaciones reales es siempre superior al de contextos artificiales tales como ejercicios, o material diseñado especialmente para estudiantes. El tiempo empleado en una conversación real e interesante es un ambiente de aprendizaje mucho mejor que el de un aula. Descubrí otro principio importante en el aprendizaje de idiomas: el estudiante debe estar a cargo, debe explorar el idioma, conocer a la gente y los contenidos. Yo, como estudiante, tengo que descubrir las palabras y las frases que voy a necesitar. Muy a menudo, es el maestro o los libros de textos los que deciden cuáles palabras debe aprender el estudiante. Estas palabras carecen de importancia, y por lo tanto se olvidan rápidamente.