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The Linguist. Una Guía Personal para el Aprendizaje de Idiomas, 10. UNA AVENTURA LINGÜÍSTICA. Viajes y Cultura

Los franceses se precian por su lógica. Todo aquello que vaya en contra de su lógica es considerado incorrecto y es atacado sin piedad. Por este motivo, a menudo, son vistos como poco amigables o arrogantes. Sin embargo, para mí, Francia no sólo fue un país estimulante sino que también fue muy hospitalario. Recibí una beca que me permitió disfrutar de mis dos últimos años en ese país. Encontré amabilidad y generosidad de parte de los franceses de todas las profesiones y condiciones sociales. Mientras hacía autoestop por el campo, a menudo la gente me invitaba a comer y a quedarme en sus casas.

Mi compromiso con el idioma y la cultura francesa me ayudó a construir puentes con la gente. Estoy seguro de que todo esto no hubiera sido posible si yo hubiera permanecido como el típico angloparlante norteamericano. Existen muchos norteamericanos de habla inglesa que han tenido éxito en el aprendizaje de nuevos idiomas. Sin embargo, es más común que las personas que no hablan inglés, hagan un esfuerzo por aprenderlo. Mientras que esto es inevitable por la utilidad internacional del inglés, es una gran pérdida para los angloparlantes no experimentar el enriquecimiento personal de aprender un nuevo idioma.

Disfrutaba visitar el campo, ver los pueblos y ciudades históricas y hablar con la gente en francés. Como la mayoría de los países, Francia presenta acentos regionales. Cuando se habla un idioma extranjero, hay que imitar al hablante nativo para adquirir el mismo acento. En mi caso, esto significaba hablar con acento parisino en París, con acento sureño en el Mediterráneo y así sucesivamente. Esto es difícil de evitar, al menos en la etapa inicial. Pero también es un buen signo, ya que muestra que se escucha con atención la pronunciación de los hablantes nativos.

Sin embargo, siempre creí que lo mejor para el hablante no nativo es adoptar la forma más estándar del idioma y no un acento regional. En todos los países existe una forma del idioma considerada la estándar. Puede ser el francés de Tours, el mandarín de Beijing o el japonés de Tokio. Resulta entretenido escuchar a un extranjero hablar con un acento regional pero la sensación neutral de la pronunciación estándar es, por lo general, lo más recomendable. El inglés canadiense es la forma estándar o neutral del inglés.

Siguiendo la misma línea, es mejor que el estudiante de idiomas no utilice giros, jerga e insultos. Hay una gran cantidad de jerga francesa o argot, como se lo llama, que aún no entiendo. Pero no me preocupa. Generalmente no lo encuentro en mis lecturas, y nadie espera que pueda utilizarlo al hablar. Algunos estudiantes de idiomas se apresuran por aprenderlo antes de saber cómo utilizarlo. Creo que el hablante no nativo se oye mejor utilizando el idioma estándar correcto.

La historia de Francia es la historia de los distintos pueblos que han creado Europa. Algunos de los primeros hallazgos de pintura y escultura realizadas por el hombre, hace unos 20.000 años, se encuentran en las cuevas del sudoeste de Francia. En los tiempos de la conquista romana, unos 2.000 años atrás, los galos celtas dominaban Francia, a pesar de que había colonias griegas en el sur, otras varias tribus en el norte y los antiguos vascos en el sudeste. Los romanos trajeron con ellos su civilización, y crearon una infraestructura de ingeniería que aún perdura en los anfiteatros, las calles y los acueductos que los turistas visitan en la actualidad, especialmente en el sur de Francia. Con los romanos llegaron los ingredientes principales de la tradición culinaria del Mediterráneo: el pan, el aceite de oliva y el vino. De esta manera Francia es un crisol de culturas, como lo son la mayoría de los países si se busca lo suficientemente atrás en el tiempo. Esto se ve reflejado en los diversos mitos sobre el origen de los franceses. Algunas veces enfatizan su ascendencia gala. Otras veces los franceses se enorgullecen de sus raíces latinas y comprenden más a los mediterráneos que a los europeos del norte. Sin duda, en la literatura francesa predominan las referencias a los clásicos griegos y romanos de la antigüedad. Sin embargo, los primeros héroes de Francia incluyendo a Clovis, Pepino el Breve, Charles Martel y Carlomagno eran franco-germanos.

El interés por la comida y la bebida es una de las características dominantes de la cultura francesa moderna y es tema de conversación en todos los niveles de la sociedad. Los franceses reconocen que hablar sobre un tema de manera elegante y con entusiasmo es una parte importante del placer.

Mucho después de haber terminado mis estudios en Francia, tuve la oportunidad de guiar un grupo de ejecutivos japoneses de la industria maderera en una visita a las plantas procesadoras de madera en Francia. Recuerdo que en una ocasión llegamos a una moderna planta de puertas y ventanas cerca de Toulouse. Nuestra delegación tuvo que esperar varios minutos mientras nuestros anfitriones franceses participaban de una animada discusión. Los japoneses esperaron pacientemente pero luego quisieron saber de qué se trataba la discusión. Les expliqué que nuestros anfitriones estaban discutiendo qué íbamos a almorzar. Todavía recuerdo el almuerzo: salade tiede de gesiers y cassoulet, bajo la sombra de los pinos en un antiguo castillo mediterráneo. Pero mi recuerdo de la visita a la fábrica no es tan claro.

Con el francés, al igual que con otros idiomas, familiarizarse con la comida es una parte importante del aprendizaje de la cultura y el idioma. Un ambiente cordial alrededor de una mesa puede ser el mejor entorno para el aprendizaje. Cicerón, hombre de estado y orador romano, define convivium de la siguiente manera: “Sentarse a la mesa con amigos porque ellos comparten nuestras vidas.” Esta necesidad de comunicarse en una mesa es común a todos los idiomas y culturas, y sin duda tiene su origen en la caza prehistórica compartida. Refuerza el sentimiento de reciprocidad entre la gente. Siendo un estudiante pobre, no tenía la posibilidad de disfrutar de la alta cocina. Sin embargo, no era extraño, mientras recorría el sur de Francia haciendo autoestop, que los camioneros compartieran conmigo una comida completa con vino incluido. Cómo seguían conduciendo después era un misterio para mí. Sé que los controles de alcoholemia a los conductores en Francia se han vuelto más severo en los últimos años.

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Los franceses se precian por su lógica. Todo aquello que vaya en contra de su lógica es considerado incorrecto y es atacado sin piedad. Por este motivo, a menudo, son vistos como poco amigables o arrogantes. Sin embargo, para mí, Francia no sólo fue un país estimulante sino que también fue muy hospitalario. Recibí una beca que me permitió disfrutar de mis dos últimos años en ese país. Encontré amabilidad y generosidad de parte de los franceses de todas las profesiones y condiciones sociales. Mientras hacía autoestop por el campo, a menudo la gente me invitaba a comer y a quedarme en sus casas.

Mi compromiso con el idioma y la cultura francesa me ayudó a construir puentes con la gente. Estoy seguro de que todo esto no hubiera sido posible si yo hubiera permanecido como el típico angloparlante norteamericano. Existen muchos norteamericanos de habla inglesa que han tenido éxito en el aprendizaje de nuevos idiomas. Sin embargo, es más común que las personas que no hablan inglés, hagan un esfuerzo por aprenderlo. Mientras que esto es inevitable por la utilidad internacional del inglés, es una gran pérdida para los angloparlantes no experimentar el enriquecimiento personal de aprender un nuevo idioma.

Disfrutaba visitar el campo, ver los pueblos y ciudades históricas y hablar con la gente en francés. Como la mayoría de los países, Francia presenta acentos regionales. Cuando se habla un idioma extranjero, hay que imitar al hablante nativo para adquirir el mismo acento. En mi caso, esto significaba hablar con acento parisino en París, con acento sureño en el Mediterráneo y así sucesivamente. Esto es difícil de evitar, al menos en la etapa inicial. Pero también es un buen signo, ya que muestra que se escucha con atención la pronunciación de los hablantes nativos.

Sin embargo, siempre creí que lo mejor para el hablante no nativo es adoptar la forma más estándar del idioma y no un acento regional. En todos los países existe una forma del idioma considerada la estándar. Puede ser el francés de Tours, el mandarín de Beijing o el japonés de Tokio. Resulta entretenido escuchar a un extranjero hablar con un acento regional pero la sensación neutral de la pronunciación estándar es, por lo general, lo más recomendable. El inglés canadiense es la forma estándar o neutral del inglés.

Siguiendo la misma línea, es mejor que el estudiante de idiomas no utilice giros, jerga e insultos. Hay una gran cantidad de jerga francesa o argot, como se lo llama, que aún no entiendo. Pero no me preocupa. Generalmente no lo encuentro en mis lecturas, y nadie espera que pueda utilizarlo al hablar. Algunos estudiantes de idiomas se apresuran por aprenderlo antes de saber cómo utilizarlo. Creo que el hablante no nativo se oye mejor utilizando el idioma estándar correcto.

La historia de Francia es la historia de los distintos pueblos que han creado Europa. Algunos de los primeros hallazgos de pintura y escultura realizadas por el hombre, hace unos 20.000 años, se encuentran en las cuevas del sudoeste de Francia. En los tiempos de la conquista romana, unos 2.000 años atrás, los galos celtas dominaban Francia, a pesar de que había colonias griegas en el sur, otras varias tribus en el norte y los antiguos vascos en el sudeste. Los romanos trajeron con ellos su civilización, y crearon una infraestructura de ingeniería que aún perdura en los anfiteatros, las calles y los acueductos que los turistas visitan en la actualidad, especialmente en el sur de Francia. Con los romanos llegaron los ingredientes principales de la tradición

culinaria del Mediterráneo: el pan, el aceite de oliva y el vino.

De esta manera Francia es un crisol de culturas, como lo son la mayoría de los países si se busca lo suficientemente atrás en el tiempo. Esto se ve reflejado en los diversos mitos sobre el origen de los franceses. Algunas veces enfatizan su ascendencia gala. Otras veces los franceses se enorgullecen de sus raíces latinas y comprenden más a los mediterráneos que a los europeos del norte. Sin duda, en la literatura francesa predominan las referencias a los clásicos griegos y romanos de la antigüedad. Sin embargo, los primeros héroes de Francia incluyendo a Clovis, Pepino el Breve, Charles Martel y Carlomagno eran franco-germanos.

El interés por la comida y la bebida es una de las características dominantes de la cultura francesa moderna y es tema de conversación en todos los niveles de la sociedad. Los franceses reconocen que hablar sobre un tema de manera elegante y con entusiasmo es una parte importante del placer.

Mucho después de haber terminado mis estudios en Francia, tuve la oportunidad de guiar un grupo de ejecutivos japoneses de la industria maderera en una visita a las plantas procesadoras de madera en Francia. Recuerdo que en una ocasión llegamos a una moderna planta de puertas y ventanas cerca de Toulouse. Nuestra delegación tuvo que esperar varios minutos mientras nuestros anfitriones franceses participaban de una animada discusión. Los japoneses esperaron pacientemente pero luego quisieron saber de qué se trataba la discusión. Les expliqué que nuestros anfitriones estaban discutiendo qué íbamos a almorzar. Todavía recuerdo el almuerzo: salade tiede de gesiers y cassoulet, bajo la sombra de los pinos en un antiguo

castillo mediterráneo. Pero mi recuerdo de la visita a la fábrica no es tan claro.

Con el francés, al igual que con otros idiomas, familiarizarse con la comida es una parte importante del aprendizaje de la cultura y el idioma. Un ambiente cordial alrededor de una mesa puede ser el mejor entorno para el aprendizaje. Cicerón, hombre de estado y orador romano, define convivium de la siguiente manera: “Sentarse a la mesa con amigos porque ellos comparten nuestras vidas.” Esta necesidad de comunicarse en una mesa es común a todos los idiomas y culturas, y sin duda tiene su origen en la caza prehistórica compartida. Refuerza el sentimiento de reciprocidad entre la gente. Siendo un estudiante pobre, no tenía la posibilidad de disfrutar de la alta cocina. Sin embargo, no era extraño, mientras recorría el sur de Francia haciendo autoestop, que los camioneros compartieran conmigo una comida completa con vino incluido. Cómo seguían conduciendo después era un misterio para mí. Sé que los controles de alcoholemia a los conductores en Francia se han vuelto más severo en los últimos años.