No puedes bañarte dos veces en el mismo río, porque nuevas aguas siempre fluyen sobre ti.
Heráclito, siglo VI aC En junio de 1987, monté mi propia compañía de exportación de madera. Durante seis meses mi esposa y yo trabajamos en el sótano de nuestra casa con un fax y un teléfono. Viajé miles de kilómetros en automóvil por el oeste de Canadá. Viajé cientos de miles de kilómetros en avión a Japón y Europa. Quince años más tarde, tenemos oficinas en Vancouver, Alberta del Norte, Suecia y Japón y un negocio de comercio internacional bien establecido. Todo esto no hubiera sido posible sin mi conocimiento de idiomas.
Hay que admitir que el éxito en los negocios no depende únicamente de las aptitudes lingüísticas. Existen innumerables ejemplos de hombres de negocios brillantes que pueden arreglárselas hablando sólo su lengua materna, especialmente cuando se trata del inglés. Sin embargo, ser un lingüista puede ayudar de muchas maneras, y por cierto me ayudo a mí.