Puedes conocer el mundo entero sin salir de tu casa.
Puedes ver los caminos del cielo sin mirar a través de la ventana.
– Laozi Aprender un idioma siempre es más fácil cuando usted vive en una sociedad en la que se habla ese idioma y aprovecha las oportunidades que lo rodean. Sin embargo, un idioma nuevo en su entorno real puede ser difícil de entender. La gente habla demasiado rápido o usa palabras que ni el estudiante intermedio entiende. La falta de fluidez puede causar vacilaciones en determinadas situaciones y esto es agotador.
En estos casos, siempre me resultó útil crear mi propio mundo del idioma, un mundo de contenidos lingüísticos significativos que se puedan escuchar o leer sin presiones. Hasta que pude dominar el japonés, y aún cuando vivía y trabajaba en japonés, todavía buscaba lecturas avanzadas en japonés con contenido significativo y listas de vocabulario para leer. También escuchaba repetidamente cintas interesantes para tener mayor confianza al usar ciertas frases y palabras.
Actualmente, continúo escuchando material interesante en idiomas que hablo con fluidez. Aprovecho el tiempo disponible mientras conduzco, o hago ejercicios o tareas en la casa. Existe una gran cantidad de libros en formato de audio que se pueden disfrutar utilizando la última tecnología de audio portátil.
Como ya se ha mencionado, los textos electrónicos tienen muchas ventajas para el estudiante de idiomas. Existe una gran cantidad de productos de aprendizaje de idiomas que sacan provecho de las características interactivas de los textos electrónicos. Habitualmente, disfruto mucho leyendo en idiomas extranjeros en Internet y utilizo el sistema The Linguist para incrementar mi vocabulario en estos idiomas y guardar muchos de estos artículos como parte de mi biblioteca de idiomas en constante crecimiento.
En situaciones en las que se estudia un idioma extranjero lejos del entorno nativo, crear este mundo personal del idioma es fundamental. Eso es lo que he hecho los últimos 20 años en Vancouver, mientras buscaba mejorar mi conocimiento de los idiomas a los que había estado expuesto pero que no podía hablar.