Plaquetas artificiales (natural speech)
El cuerpo humano posee un sistema para frenar las hemorragias: las famosas plaquetas. Un grupo de investigadores ha desarrollado unas plaquetas artificiales que permiten la coagulación de las heridas hasta un 25 por ciento más rápido que los métodos utilizados hasta el momento.
El estudio, como en muchas de las investigaciones norteamericanas, tiene una base bélica. Los científicos, al observar la cantidad de bajas de soldados estadounidenses en las guerras de Irak y Afganistán, decidieron buscar una solución a las hemorragias que provocan los ataques con bombas. Tal y como explica la directora del estudio, Erin Lavik, al departamento de Ingeniería Biomédica de la Universidad Case Western Reserve de Ohio , "los militares han desarrollado excelentes tecnologías para frenar las hemorragias, pero esas tecnologías sólo han sido efectivas en heridas externas". Justo en las hemorragias internas, las más peligrosas, es donde las plaquetas artificiales pueden actuar de manera más eficaz. Para Lavik las plaquetas artificiales podrían complementar los métodos actuales.
Estas plaquetas artificiales han sido creadas a base de polímeros biodegradables. En primer lugar se llevaron a cabo las investigaciones in vitro y posteriormente se aplicaron a roedores. Según los datos publicados en la revista especializada Science Translational Medicine, las ratas con plaquetas artificiales (previamente inyectadas), dejaron de sangrar en un 23 por ciento menos de tiempo que las que no las tenían.
Para completar el estudio, los científicos compararon los efectos de las plaquetas artificiales respecto al tratamiento más rápido que se conoce hasta el momento para controlar las hemorragias de los pacientes en los hospitales, el factor VII. En este caso, las plaquetas artificiales coagularon la sangre un 25 por ciento más rápido que la terapia habitual.
Al ser biodegradables, las plaquetas se eliminaron del organismo de los roedores de manera natural sin dejar ningún tipo de efecto secundario.
Este avance médico, a la espera de ser autorizado en Estados Unidos, podría salvar muchas vidas, ya no sólo en el campo de batalla, sino en los hospitales, quirófanos y ambulancias.