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The Linguist. Una Guía Personal para el Aprendizaje de Idiomas, 42. LA ACTITUD DEL LINGÜISTA. Aprendizaje Natural

Hablar un idioma nuevo es algo natural. Sólo se necesita desarrollar la capacidad latente que todos tenemos, pero debe ser estimulada de manera apropiada. El camino del lingüista es aquel que le brinda libertad para dedicarse a sus necesidades e intereses, en lugar de tener que aprender según un programa impuesto desde afuera. Usted desarrolla sus aptitudes internas. Se integra con el idioma meta, escuchando e imitando más que aprendiendo de la teoría.

El hombre está más cerca de sí mismo cuando logra la seriedad de un niño jugando. – Heráclito Los niños aprenden idiomas usando estos métodos naturales. Sólo quieren comunicarse. No pueden leer libros de gramática, no hacen ejercicios y no se preparan para exámenes. Quieren aprender por naturaleza. Al nacer, los niños de todas las nacionalidades tienen la misma habilidad innata para aprender un idioma nuevo. Es verdad que normalmente aprenden su idioma materno, pero poseen un instinto lingüístico universal que les permitirá aprender cualquier idioma.

Los niños están expuestos a una variedad limitada de contenidos que son importantes para ellos: el idioma de sus padres y el de sus amigos al jugar. Se concentran en las palabras y frases que son importantes para ellos y encuentran oportunidades para usarlas. No se preocupan si cometen errores de pronunciación o gramaticales. Los niños absorben el idioma sin resistencia. Distinto del estudiante de idiomas en las aulas, no son corregidos constantemente sino que se incentivan sus esfuerzos por hablar.

Los niños aprenden naturalmente, pero los adultos pueden aprender con mayor rapidez que ellos. Cuando estudié chino mandarín o japonés, a los seis meses podía leer los periódicos y debatir seriamente. Al niño le toma mucho más tiempo alcanzar ese nivel de vocabulario. Los adultos pueden usar todos sus conocimientos e intereses para dirigir su aprendizaje y progresar rápidamente.

Como lingüista, usted debe crear su propio programa personalizado. Si controla su aprendizaje, aprenderá más rápido. Al escuchar y leer, la comprensión depende del contexto. Cuando escucha o lee material elegido por usted, con contenidos que le son familiares, su comprensión es mayor que cuando lucha con material que no es de su interés. Éste es el camino natural para lograr confianza y fluidez sin estresarse.

Gradualmente su grado de interés lo llevará a nuevas áreas, y así expandirá su habilidad lingüística. Pero la decisión de qué estudiar debe ser suya. Además, si acepta la responsabilidad de buscar sus propios contenidos, dará un paso mayor hacia el desarrollo de la actitud independiente necesaria para tener éxito en el aprendizaje de idiomas.

Fred Genesee, de la universidad McGill, un investigador de primera línea del aprendizaje de idiomas y el cerebro, explica lo que sucede cuando aprendemos un idioma nuevo: Cuando se produce el aprendizaje, se favorece la comunicación neuro-química entre las neuronas, en otras palabras, se establece gradualmente una red neuronal. La exposición a sonidos del habla no familiares es registrada inicialmente por el cerebro como una actividad neuronal indiferenciada. A medida que la exposición continúa, el que escucha (y su cerebro) aprende a diferenciar entre los distintos sonidos y aun entre las breves secuencias de sonidos que corresponden a palabras o partes de palabras... La adquisición del vocabulario del estudiante puede ampliarse cuando se halla inserto en complejos contextos del mundo real que le resultan familiares. Con la intensiva y repetida exposición a materiales lingüísticos agradables, usted sumergirá su mente en el nuevo idioma. A veces nos referimos a este proceso como un “torrente de aportes lingüísticos” (“input flood”: abundancia de ciertas palabras o estructuras lingüísticas) que entrena su mente y la prepara para la difícil tarea de expresarse en el nuevo idioma. El lingüista acepta el nuevo idioma sin resistencia, y confiado en que con la suficiente exposición, superará gradualmente las dificultades del idioma.

El aprendizaje de idiomas no es principalmente una actividad intelectual. Requiere entusiasmo y una repetida y concentrada exposición a contextos lingüísticos que con el tiempo se tornen familiares. A menudo, he observado que los atletas profesionales extranjeros de Norteamérica aprenden bien el idioma, en ocasiones, mejor que los profesores universitarios extranjeros. Los jugadores de hockey o baloncesto pueden dar entrevistas televisivas fluidas, mientras que los profesores más intelectuales tienen mayor tendencia a hablar con acentos fuertes y de una manera menos natural. La razón es que los atletas están en continua interacción verbal con sus compañeros de equipo. Necesitan encajar en el equipo o no rendirán al máximo. Aprenden rápido, inmersos en el entorno agradable y familiar de su deporte.

Distinto de un atleta de un equipo, la mayoría de los estudiantes de idiomas no están expuestos a contenidos lingüísticos constantes y familiares. Por esto, es de suma importancia crear un programa propio basado en contenidos de aprendizaje que satisfaga sus intereses y necesidades. Seguir sus intereses es la manera natural de aprender. Mientras más variados sean sus intereses, más curiosidad sentirá por el mundo que lo rodea y más aprenderá.

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Hablar un idioma nuevo es algo natural. Sólo se necesita desarrollar la capacidad latente que todos tenemos, pero debe ser estimulada de manera apropiada. El camino del lingüista es aquel que le brinda libertad para dedicarse a sus necesidades e intereses, en lugar de tener que aprender según un programa impuesto desde afuera. Usted desarrolla sus aptitudes internas. Se integra con el idioma meta, escuchando e imitando más que aprendiendo de la teoría.

El hombre está más cerca de sí mismo cuando logra la seriedad de un niño jugando. – Heráclito

Los niños aprenden idiomas usando estos métodos naturales. Sólo quieren comunicarse. No pueden leer libros de gramática, no hacen ejercicios y no se preparan para exámenes. Quieren aprender por naturaleza. Al nacer, los niños de todas las nacionalidades tienen la misma habilidad innata para aprender un idioma nuevo. Es verdad que normalmente aprenden su idioma materno, pero poseen un instinto lingüístico universal que les permitirá aprender cualquier idioma.

Los niños están expuestos a una variedad limitada de contenidos que son importantes para ellos: el idioma de sus padres y el de sus amigos al jugar. Se concentran en las palabras y frases que son importantes para ellos y encuentran oportunidades para usarlas. No se preocupan si cometen errores de pronunciación o gramaticales. Los niños absorben el idioma sin resistencia. Distinto del estudiante de idiomas en las aulas, no son corregidos constantemente sino que se incentivan sus esfuerzos por hablar.

Los niños aprenden naturalmente, pero los adultos pueden aprender con mayor rapidez que ellos. Cuando estudié chino mandarín o japonés, a los seis meses podía leer los periódicos y debatir seriamente. Al niño le toma mucho más tiempo alcanzar ese nivel de vocabulario. Los adultos pueden usar todos sus conocimientos e intereses para dirigir su aprendizaje y progresar rápidamente.

Como lingüista, usted debe crear su propio programa personalizado. Si controla su aprendizaje, aprenderá más rápido. Al escuchar y leer, la comprensión depende del contexto. Cuando escucha o lee material elegido por usted, con contenidos que le son familiares, su comprensión es mayor que cuando lucha con material que no es de su interés. Éste es el camino natural para lograr confianza y fluidez sin estresarse.

Gradualmente su grado de interés lo llevará a nuevas áreas, y así expandirá su habilidad lingüística. Pero la decisión de qué estudiar debe ser suya. Además, si acepta la responsabilidad de buscar sus propios contenidos, dará un paso mayor hacia el desarrollo de la actitud independiente necesaria para tener éxito en el aprendizaje de idiomas.

Fred Genesee, de la universidad McGill, un investigador de primera línea del aprendizaje de idiomas y el cerebro, explica lo que sucede cuando aprendemos un idioma nuevo:

Cuando se produce el aprendizaje, se favorece la comunicación neuro-química entre las neuronas, en otras palabras, se establece gradualmente una red neuronal. La exposición a sonidos del habla no familiares es registrada inicialmente por el cerebro como una actividad neuronal indiferenciada. A medida que la exposición continúa, el que escucha (y su cerebro) aprende a diferenciar entre los distintos sonidos y aun entre las breves secuencias de sonidos que corresponden a palabras o partes de palabras...

La adquisición del vocabulario del estudiante puede ampliarse cuando se halla inserto en complejos contextos del mundo real que le resultan familiares.

Con la intensiva y repetida exposición a materiales lingüísticos agradables, usted sumergirá su mente en el nuevo idioma. A veces nos referimos a este proceso como un “torrente de aportes lingüísticos” (“input flood”: abundancia de ciertas palabras o estructuras lingüísticas) que entrena su mente y la prepara para la difícil tarea de expresarse en el nuevo idioma. El lingüista acepta el nuevo idioma sin resistencia, y confiado en que con la suficiente exposición, superará gradualmente las dificultades del idioma.

El aprendizaje de idiomas no es principalmente una actividad intelectual. Requiere entusiasmo y una repetida y concentrada exposición a contextos lingüísticos que con el tiempo se tornen familiares. A menudo, he observado que los atletas profesionales extranjeros de Norteamérica aprenden bien el idioma, en ocasiones, mejor que los profesores universitarios extranjeros. Los jugadores de hockey o baloncesto pueden dar entrevistas televisivas fluidas, mientras que los profesores más intelectuales tienen mayor tendencia a hablar con acentos fuertes y de una manera menos natural. La razón es que los atletas están en continua interacción verbal con sus compañeros de equipo. Necesitan encajar en el equipo o no rendirán al máximo. Aprenden rápido, inmersos en el entorno agradable y familiar de su deporte.

Distinto de un atleta de un equipo, la mayoría de los estudiantes de idiomas no están expuestos a contenidos lingüísticos constantes y familiares. Por esto, es de suma importancia crear un programa propio basado en contenidos de aprendizaje que satisfaga sus intereses y necesidades. Seguir sus intereses es la manera natural de aprender. Mientras más variados sean sus intereses, más curiosidad sentirá por el mundo que lo rodea y más aprenderá.